Abriste los ojos
con el suave ritmo
que hay en tus pestañas
y aunque de tus labios
escuché un "te quiero"
sé que tú me engañas.
No temas que rompa
la leyenda frágil
de tus amoríos
que al fin tus pesares
y tus sinsabores
también fueron míos.
Nadie puede inspirar
lo que tú inspiras,
nadie puede expresar
lo que tú expresas,
nadie puede mirar,
como tú miras
ni nadie besará
como tú besas.