No me debes nada y sigues a mi lado
y estoy sospechando que me quieres;
Casi ya ocho años y aunque me conoces,
todavía estás aquí;
ya no es ilusión,
no son sueños ni quimeras,
es mi vida real,
y no puedo concebir ninguna situación sin ti...
Porque no somos dos, somos uno para siempre,
sin temor de fallar, simplemente inseparables,
como el fuego y el volcán, como el hierro y el imán,
como nube y monte, bosque y gavilán,
como el mar con el delfín, como Winnie Pooh y
Robin,
como el sol bajo el cielo de Madrid.
Si otros son "regalos",
tú eres el tesoro que yo siempre había deseado;
Y aunque en estos tiempos,
lo del matrimonio hasta suena viejo y anticuado,
me ilusiona ser una pieza de museo
y poder sentir cada día en mi dedo
el anillo que me une a ti...
Dios te diseñó con sentido y con ingenio,
para compensar este corazón bohemio
que no sabe andar sin ti.