En el desierto de Karaquistan
justo en el centro del jardín de Adán
como un oasis sobre una mosqueta de arena
cultivaba cada flor como si fuera una estrella.
Justo en el centro del jardín plantó
una semilla que creció y creció
y un arbol lleno de una extraña fruta que hablaba
y gritaba Juan, Adán, Adán, Adán.
Ah, ah, ah come de esa fruta
Ah, ah, ah come de esa fruta Juan
ah, ah, ah come que serás feliz
ah, ah, ah come y serás mejor que Adán.
Ven animate, es que me da miedo
ven animate, es que no lo puedo hacer
ven animate, come un poquitito más,
come y serás mejor que Adán.
Fue la conciencia que le dijo a Juan
si comes de esa fruta pecarás
y una serpiente gigante se enroscaba en su árbol
come un poquitito más, verás que dulce veneno.
De pronto Juan comió sin respirar
primero un poco, luego más y más
pero aquel árbol maldito no callaba en sus clamas
y gritaba Juan, Adán, Adán, Adán.
Ah, ah, ah come de esa fruta
Ah, ah, ah come de esa fruta Juan
ah, ah, ah come que serás feliz
ah, ah, ah come y serás mejor que Adán.
Ven animate, es que me da miedo
ven animate, es que no lo puedo hacer
ven animate, come un poquitito más,
come y serás mejor que Adán.