Entré al clavel del amor
cegada por sus colores,
me ataron los resplandores
de tan preferida flor;
ufano de mi pasión
dejó sangrando una herida
que lloro muy conmovida
en el huerto del olvido,
clavel no ha correspondido,
qué lágrimas tan perdidas.
Fui dueña del clavel rojo,
creí en su correspondencia,
después me dio la sentencia:
no es grano sino gorgojo,
fue por cumplir un antojo,
me dice la flor del mal,
yo soy un hondo raudal
d´espumas muy apacibles
y el remolino temible
abajo empieza a girar.
Este clavel lisonjero
me causa tal confusión
que deja mi corazón
a mil grados bajo cero,
quisiera que un relojero
me acompasara el latido
y me componga el sentido,
que es tanta mi oscuridad
por una loca maldad
d´este clavel ofensivo.
Un lirio me da consejos,
me dice de que el clavel
en l´alma de la mujer
siempre ha rondado muy lejos,
mi sentimiento perplejo
se confundió de camino,
un pájaro con su trino
me dijo: parte de aquí,
y a mi Santiago volví
para cambiar mi destino.
Un año crucé las calles
gimiendo muy dolorosa
y a trabajar afanosa
me fui por montes y valles,
no quiero entrar en detalles
ni remover las cenizas
lo malo m´escandaliza,
quiebra nervios y huesos;
el viento voló sus besos
la mar lavó sus caricias.
Publican de que el clavel
se fue a un jardín del oriente,
yo fui leyendo sonriente
lo que decía el papel,
la vida es un carrusel
que va girando girando,
ella me fue demostrando
que con el tiempo se cura
hasta la peor desventura
causada por un ingrato.