Todo sigue ahí
tal y como lo dejé;
la hierba, por fin,
ha crecido en el jardín.
¿Cuánto tiempo fue?,
¿hace cuánto me marché?,
¿cuántas noches que
sólo pensaba en volver, en volver,
en volver, en volver
a acabar lo que no acabé,
y a volver a despertar
en mi viejo rincón?
Hay un dicho que
cuenta la gente de aquí:
"No debes marchar
si una rosa ha de llorar."
Yo ya descubrí
que tan sólo una vez
puedes confundir
el amor con el placer, el placer,
el placer, el placer,
los labios de una mujer,
y de mi ventana ver
cuando el sol va a nacer.
Esas piedras que
sostenían a mi hogar
se han ganado ya
el derecho a descansar.
Esas gentes, hoy,
no son las mismas de ayer,
en sus ojos ves
que te dan las gracias por volver,
por volver, por volver
a acabar lo que no acabé,
y a volver a despertar
en mi viejo rincón,
mi viejo rincón.
(x3)
Mi viejo rincón.
(x3)