Dejamé que me presente, yo soy ese noble pordiosero,
yo soy ese rey del callejón,
con tanto alcohol en mi cerebro y tantas noches sin dormir,
detrás del vidrio negro de esa blanca limousine.
Y vos ya estas tan harta de ostras, caviar y champagne,
ahora te paseas brillando por el underground,
empapada en alcohol como una reina de burdel,
brillando de falsos diamantes por toda tu blanca piel.
Ya es tiempo de encontrarnos, reina y cabalgar,
amarnos entre el bien y el mal,
y a la luz de una vela en el garage,
el arma cargar y descargar,
sintiendo la electricidad,
abriendo el cielo a mi voluntad.
Oh. Vamos, vamos levántame.
Oh. Vamos, vamos levántame.
No importa caer, mañana una vez más,
levántame esta noche reina,
reina del underground.
Y yo soy el que te busca
en esa calle de las luces rojas
en procura de satisfacción,
ahora que la noche afloja esa dura piedra,
ahora que el sol se esconde,
empieza a volar mi imaginación:
vos que fuiste hecha
para que mis manos
estén siempre sobre ti
me dejas abandonado en el medio del festín,
pero yo ya aprendí a amarte,
sin razón amarte reina conociendo tu corazón.