Entiendes porque entiendes,
aunque pocos lo entienden,
tan simple como respirar.
No entiendes los colores,
el rosa o el azul,
los que lo imponen
son tu cruz.
Sólo pensar que se ha llegado
tu pecado a castigar,
me hace sentir vergüenza hoy
el ser humano.
Jugar al escondite
fué pura seducción,
unos se esconden y otros no.
Y de tanto esconderte
encuentras sólo en él
lo que no tuvo una mujer.
Y respetar, o comprender
algo tan fácil de entender
no es mi intención,
yo no soy juez
ni de mí mismo.
Pensabas al principio
que sólo tú y tu cruz
vagabais sólos y sin luz.
Y sin la luz no entiendo
quién puede distinguir
en los amantes la matriz.
Y ya está bien de confundir,
de no entender, ¡dejad vivir!.
Sólo soporte del amor
son nuestros cuerpos.