Sabes que no tienes alas,
que no ves el cielo,
pero quieres volar.
Crees tener los pies en el suelo.
Mides cada paso, pero nunca lo das.
Hablas por hablar de todo.
Aparentas saber, pero no sabes nada de nada.
Hablas por hablar de un modo
que pareces bobo. ¡Qué pena me da!
Alma de Dios, ocúpate de tí.
Pregúntate el porqué de tu soledad.
Sé que en cuanto dé la media vuelta,
y salga por esa puerta, lo mismo harás.
Alma de Dios,
portera aburrida,
¿de qué coño no sabrás?
Deja de pasear tus pies por la orilla,
que te estás perdiendo el mar.
La inmensidad del mar.
Tu propio mar.
Eres mentiroso y cojo,
torpe demagogo,
tontorrón, cabezón de la sal.
Debe ser tan aburrida tu misera y triste vida,
que criticas la de los demás.
Alma de Dios...
Alma de Dios...