En el ombligo del cielo,
camelo y arte,
en la mitad del camino
a ninguna parte.
Por el puente de la gracia,
bata de cola,
y en la peineta un anuncio
de Coca Cola.
Yo la llevo por la cintura
de la Alameda al Arenal
para ponernos a soñar.
Y duerme Sevilla.
Se mueren por abrazarla
los alunados,
se mete bajo su falda
un desesperado.
Limpiamente me deshago
del contrincante
y ella me regala un beso
en cuarto menguante.
Siempre queda una callejuela
de la Alameda al Arenal
para ponernos a soñar.
Y duerme Sevilla, duerme.
Nos amamos en el parque,
casi amanece.
Y cuando voy a tenerla,
desaparece.
Y en el vaivén del ensueño
y el desengaño
no he parado de buscarla
desde hace años.
Del Arenal a la Alameda,
contra la barra de algún bar,
nunca me canso de esperar.
Y duerme Sevilla, duerme Sevilla..