Tu cuerpo lleno de tizne,
tus pelos como un erizo.
A tu lao no hay quien se arrime porque
me pegas pellizcos.
Yo te miraba escondío,
separando una por una
las ranas y los lagartos verdes
de verde aceituna.
Cuando saliste del río
con tu bañador de cebra
lo dejaste to teñío,
lo dejaste to teñío
de una capa negra, negra.
Ciego del sol que da mayo,
yo saqué el pañuelo mío
pa quitarme cuatro pulgas,
pa quitarme cuatro pulgas
que en mi ropa habían caío.
Yo reía triunfador
porque le escondí el vestío,
y la tuve cuatro meses
zambulléndose en el río,
y la tuve cuatro meses
y hasta que murió de frío..