Ay, ay, ay,
ay, a mí me gusta por la mañana,
después del café bebío,
pasearme por La Habana
con un petardo escondío.
Me siento en una banqueta
y me como un papelón,
ay, de rábanos y pescao frito,
y si el petardo hace explosión,
si el petardo hace explosión
que perdonen los negritos, bien.
Ay, allá en el 57
conocí una negra coja.
Con locura me quería
y bailaba bien la conga.
La camisita que traje,
la camisita que traje me la quite
y la puse al sol
por ver si con el calor
se marchaban esos bichitos,
se marchaban esos bichitos
que la pobre en un abrazo
me regaló, bien,
ay, que ella a mí me regaló..