Lucecita la tontuela)
La llamaban Lucecita
y era en la radio un clamor,
pero nadie a la mocita
su niño reconoció.
Ni suenan las lavadoras
ni hay quien se ponga a coser,
y en cuanto llega la hora
sólo hay llanto a to‘ meter,
y se limpian los ojos por los visillos,
y hay quien de lagrimones llena un lebrillo.
Lucecita, Lucecita,
Lucecita picaruela,
con su cara de tontita
vende un millón de novelas.
Ella está de criadita
y el señorito camela.
Don Enrique la trae frita
del corral a la cancela.
Pero esta criadita
por Gustavo corre y vuela,
que está loca la mocita
porque tiene Lucecita
más calor que una caldera.
Oculta detrás de un olivo
la niña lo vio llegar,
le dijo esa entraña es mía
y ahora está en maternidad.
Y hablando de sus amores
le daba el amanecer,
y pensaba Lucecita:
"¡Ay, Dios mío, si me ven!"
Y ahora andando que andando bajo la luna
se le caen lagrimones como aceitunas.
Lucecita, Lucecita,
Lucecita la tontuela,
que tienes a media España
sin fregar ni una cazuela.
En cuanto suenan las cuatro
por to‘as las casas te cuelas,
y aunque lleguen los ladrones
las mujeres no se enteran.
Por el bosque corre y vuela,
sube y baja la mocita,
y ya está la Lucecita,
y ya está la Lucecita
como Pérez de Tudela.
¡Lucecitaaaaa!
Lucecitaaaaa, que me tiene aquí....